Las que hayáis visto la adaptación televisiva del libro "El tiempo entre costuras" seguro que recordáis las imágenes que os muestro a continuación.
En ellas Rosalinda Fox viste una recreación del mítico vestido Delphos de Fortuny realizado por Sira Quiroga.
Nació en Granada en 1871,
en el seno de una familia volcada por completo en el mundo del arte. Su
padre era el genial pintor español Mariano Fortuny, y su madre, Cecilia de
Madrazo, también provenía de una familia de artistas pues era hija del también
pintor Federico de Madrazo y hermana de Raimundo de Madrazo.
A los tres años de edad su padre moría y
su madre decide trasladarse con sus hijos y su hermano Raimundo a París. Allí, Mariano pronto
destacó por su talento artístico y empezó a pintar con Jean-Joseph
Benjamin-Constant. También estudió dibujo y química en Francia y Alemania. En 1889 la
familia se muda, esta vez a Venecia, y
Mariano asienta poco después su taller en el Palacio Pesaro degli Orfei.
Movido por sus inquietudes artísticas,
desde joven, Fortuny viajó por toda Europa a la búsqueda de artistas que
admiraba, entre ellos el compositor alemán Richard Wagner. Su talento
abarcaba también la investigación en diferentes campos, como en pintura,
fotografía, escultura, arquitectura, escenografía o técnicas de
iluminación para artes escénicas.
Expuso por primera vez sus cuadros en Londres en 1894 y
en 1897, conoció en París a la mujer con la que se casaría, Henriette
Negrín. Más tarde haría exposiciones
en París (1899), Milán (1900) y Barcelona (1922).
Fortuny, como polifacético hombre de su
tiempo, reflejó en sus obras el estilo del modernismo y su
espíritu ecléctico. Colaboró en los vestuarios y escenografías del teatro
de la Scala de Milán, para obras como Tristán e Isolda, La
valquiria o La vida breve.
Son especialmente importantes sus
creaciones en el mundo de la moda, recuperando el gusto por la indumentaria de la
Antigua Grecia y
creando un estilo muy personal y de gran éxito, caracterizado por largas
túnicas (Delphos) hechas de telas ligeras con pliegues muy finos, para
los que inventaría una máquina para realizarlos. También se implicó en el
diseño textil, innovando en el tintado de las telas y en los estampados para
hacerlos parecer de la Antigüedad.
El Museo del Traje de Madrid, que cuenta
con un apartado dedicado a su figura, organizó en 2010 una exposición en la que
se repasaba su trayectoria. Sin embargo,
sí es cierto que el país natal de este polifacético artista no parece haberle
dado el reconocimiento que merecía.
De hecho, después de su muerte, el Gobierno español rechazó el
ofrecimiento de su viuda, Henriette Negrín, de donarle el Palacio Orfei de
Venecia, residencia y estudio del artista. Tras la negativa, Italia
aceptó encantada el preciado regalo, el cual, hoy en día, sigue abierto al
público.
A continuación os muestro una serie
de imágenes del vestido Delphos. Es una túnica plisada que imita
en su forma al chitón jónico, un tipo de vestimenta griega. En algunos modelos
se acompaña de una sobretúnica corta, igualmente plisada, y con el borde
inferior rematado en cuentas de cristal, que se puede considerar una
“reversión” del tradicional manto (llamado “himation”) usado por las antiguas
damas griegas sobre las túnicas. El conjunto es completado con una cinta a modo
de cinturón, elaborada en raso de seda, estampada mediante serigrafía y
adornada (generalmente) con un diseño vegetal de inspiración oriental.
Los finos pliegues de seda caen desde el
hombro y moldean el cuerpo sutilmente, su intención era mostrar la belleza
natural del cuerpo. Este modelo es un potente ejemplo de las nuevas tendencias
del siglo XX, basadas en el desligo del corsé. Aquí cabe exponer la siguiente
anécdota: por lo anterior, en un primer momento, este vestido solo era usado
para estar en casa.
Otro aspecto importante
en él, es el color: los pliegues cambian de color segun el movimiento y el
reflejo de la luz, resultando un efecto de gran belleza. Fortuny, como todo
buen pintor, amaba el color y, tanto en sus telas estampadas como en sus
vestidos, supo plasmar aquello magistralmente. La sorprendente gama cromática
de los Delphos (naranjos, rojos cochinilla, azules índigos, rosas, verdes
esmeraldas, blancos marfileños, violetas) de matices cambiantes a la luz, se
debe a los tintes utilizados por Fortuny en su fabricación. Todos ellos
naturales, de origen mineral u orgánico, fueron elaborados mediante fórmulas
secretas extraídas de antiguos manuales y tratados sobre el arte de la
tintorería, así como de viejas recetas que le fueron confiadas por ancianos
artesanos de la región del Véneto.
Fortuny nunca reveló estas fórmulas y de
ello se alimenta la leyenda del artista, según la cual, al día siguiente de su
muerte, su viuda Henriette arrojó a las aguas de los canales de Venecia los
colores elaborados por su marido, para que nadie pudiera imitarlos. Algo que,
de ser verdad, consiguió realmente, porque a pesar de los numerosos análisis
que se han efectuado de los tejidos, todavía no ha sido posible encontrar la
fórmula de estos colores, por lo que la reproducción perfecta de los mismos no
es posible hasta el día de hoy.
¿Habíais oído hablar del vestido Delphos?
Un beso.
Mónica
si,porque yo tuve uno,bueno mi madre me hizo uno.un besote,laura
ResponderEliminarPues Laura, seguro que tu madre era una muy buena costurera para poder copiar esta preciosidad de vestido.
EliminarUn beso.
Mónica
un vestido muy bonito
ResponderEliminarhttp://losviajesysibaritismosdeauroraboreal.blogspot.com.es/
Además de verdad.
EliminarUn beso.
Mónica
Un vestido que nunca pasará de moda....
ResponderEliminarhttp://cocoolook.blogspot.com.es/
Y realmente favorecedor.
EliminarUn beso.
Mónica