miércoles, 21 de agosto de 2013

¿Qué clase de fashionista eres?

El mundo de la moda gira deprisa. Y con él, las criaturas que lo habitan. Todas son muy distintas pero, a la vez tienen algo en común: están locas por la ropa y sus complementos, olfatean las tendencias a distancia, las visten antes de que lleguen a las tiendas y dejan de llevarlas justo un instante antes de que los demás, tristes mortales de un universo paralelo, empecemos a imitarlas. Pero la fan de la moda no es un fenómeno actual, sino que ha sufrido numerosas reencarnaciones a lo largo de las últimas décadas, pasando de la frívola, que acata las normas de manera sumisa, a la creadora de tendencias con voz y voto propios en una industria omnipotente. Aprende a diferenciar cada especie y su genealogía... o te morderán.

1. La “fashion victim”



Allá por sus orígenes, en el arranque de los años 80, este no se consideraba un término peyorativo, sino más bien ambiguo, que designaba a los que se afiliaban, a través de su modo de vestir, al movimiento artístico o conceptual más puntero. Después, la “fashion victim” perdió su carácter vanguardista para designar a esa persona que sigue las tendencias y se adhiere a lo último, a lo más nuevo, sin filtro, sin discriminación y sin un criterio propio... “Cuando una mujer cambia su imagen demasiado de una temporada a otra, es porque se ha convertido en una víctima de la moda”, aseguraba el diseñador italiano Gianni Versace... y algo de razón tenía.

La asesora de imagen americana Diana Pemberton-Sikes, en su libro 'How to spot a fashion victim' (“Cómo reconocer a una fashion victim”, inédito en nuestro país), señala tres claves infalibles para identificarlas. La primera: no duda en ponerse cualquier cosa (por espantosa, ridícula o poco favorecedora que sea) si es “trendy”. La segunda: para ella nada es demasiado, ya que acumula las tendencias, unas sobre otras en el mismo look. Y la tercera: no tiene reparos a la hora de poner en peligro su vida. Si la moda lo impone, es capaz de ir con las piernas al aire en pleno invierno, y por el mismo motivo puedes verla bajar a la playa con botas de borreguillo. Cualquier sacrificio es bueno si se hace para estar a la última.  

 
2. La auténtica “fashionista”


Esta criatura de finales de los años 90, perfectamente representada por Sarah Jessica Parker (o mejor dicho, por Carrie Bradshaw, el personaje que interpretó en la serie 'Sexo en Nueva York'). Devoradora de marcas, perdía la cabeza por unos “Manolos” (ella fue quien “bautizó” así a los zapatos de Manolo Blahnik) o por un vestido Dolce & Gabbana, un Gucci o un Versace. Pero Carrie, como auténtica “fashionista”, era mucho más que eso: era capaz de tomar decisiones estéticas tan dudosas como arriesgadas (acordémonos de aquellos aparatosos tules o las pieles a las que ella devolvió la modernidad) que defendía con descaro, desparpajo y mucha seguridad. Esa es la actitud que sigue manteniendo una auténtica “fashionista”.

El término define a esa persona que respira moda por todos sus poros y se alimenta de tendencias, pero que además tiene el estilazo propio para sacarlas sin ningún pudor a la calle, adaptarlas a su propia personalidad y llevarlas en cualquier circunstancia. El concepto es, por lo tanto, positivo, o al menos lo era al principio, antes de que, en nombre del “fashionismo”, las seguidoras de este movimiento fueran capaces de pisotear a sus amigas para atrapar esa pieza única de una colección cápsula; de amar sus bolsos o zapatos “it” más que a algunos seres vivos; o de renegar de amistades de toda la vida, arrugando la nariz ante esa indumentaria (“oh, my god!”) de hace dos temporadas. Y es entonces cuando empieza la deriva hacia el siguiente concepto de nuestra fauna “fashion”...

3. La “fashion addict”


Como su propio nombre indica, es la versión patológica de la “fashionista”, aquella que no ha sido capaz de respetar los límites, de imponerse cierta moderación y ha caído en el precipicio de la dependencia. Una adicta a la moda puede vivir episodios depresivos después de recorrer todas las sucursales de una firma y constatar que, efectivamente, no queda ni un solo para de las botas Prada im-pres-cin-di-bles esta temporada. Se convierte en compradora compulsiva y llega a invertir todo o, incluso, más de lo que tiene. La era web no ha hecho sino empeorar el problema, porque ya ni siquiera el horario comercial supone un obstáculo. Ahora es posible comprar las 24 horas del día en una carrera “non stop” en la que las “fashion addict” participan ignorando todos los riesgos, como el de ser despedida del trabajo (casos se han dado) por estar al acecho de esa venta tan especial a precios irresistibles en pleno horario laboral.

4. La “junior style”





El término se acuñó allá por el año 2000 para definir a aquellas jóvenes aprendices de estilista, aspirantes a modelo, redactoras de moda en ciernes y todo ese tipo de satélites del microcosmos del estilo y del glamour que se consideraban a sí mismas como las propietarias en exclusiva del buen gusto en el vestir. Después, con el auge de los blogs de tendencias y la proliferación de las secciones de “street style” en las revistas especializadas, la “junior style” ha ascendido varios peldaños en el escalafón de la moda, convirtiéndose en un personaje popular, envidiado e imitado. Se han consolidado como una presa codiciada para los flashes, siempre en el punto de mira de los objetivos en la calle o a salida de los desfiles.

5. La recesionista


El experto en moda Derek Blasberg comenzó a emplear este concepto en su blog en Style.com en 2007, en los inicios de la crisis económica. Engloba a esas personas que no se resignan a dejar de estar a la última, pese a los malos tiempos, y que se las ingenian para suplir el déficit de sus bolsillos con superávit de astucia e imaginación: alquilar bolsos en lugar de comprarlos, es una de sus soluciones para situaciones de emergencia, igual que organizar trueques de prendas entre amigas o conocidas. Además, agudizan sus radares para detectar los clones de marcas “low cost”; tienen fichado desde principios de temporada su “objeto de deseo” y se lanzan sobre él el primer día de las rebajas...

A las recesionistas se les adjudican tres méritos: han incluido en nuestro vocabulario (y en nuestras vidas) el concepto “outlet”; han dotado a la ropa de segunda mano de un toque de glamour simplemente rebautizándola bajo el nombre de estilo vintage y están popularizado el “vide dressing”, o vacía armarios, a través de ventas entre amigas o por internet.

La gurú 2.0
Este término, de reciente aparición, puede marcar el inicio de una nueva era. Es la persona que, apasionada de la moda, no se limita a consumirla ciegamente, sino que participa en el proceso, descodificando las tendencias, creando las suyas y alejándose de la tiranía de otras décadas. En una rápida excursión por internet se descubren innumerables posts con looks con carácter propio que expresan gustos personales que llegan a convencer a miles de fieles devotas. Los rumores corren como la pólvora en el entorno web, por lo que no hace falta ser rico ni famoso para tener influencia.






Un ejemplo: una adolescente de 13 años como la bloguera americana Tavi Gevinson, se ha convertido en una pitonisa respetada y editora de su revista especializada. Los “mandamientos de la moda” que ella proclama se han convertido en una especie de profesión de fe estética. Ella (como otras blogueras de renombre) son capaces de ayudar a despuntar a jóvenes creadores sin recursos o de devolver al éxito prendas relegadas al ostracismo.
Y tú ¿Qué clase de fashionista eres?
Un beso.
Mónica

8 comentarios:

  1. Madre mia el circo que tenemos montado con la moda...a mi me encanta la moda,la sigo,me deboro todo aquello que sale en las revistas o en la TV,pero al igual que todo lo que sale de zapatos,bolsos belleza,pelo,medicina,me gusta...luego a la hora de vestir no me considero nada de eso,dada mi figura intento ir acorde con la ropa y los diseños que se llevan pero sin caer en el topico ese de fashion victim,asi que no me englobo en esa tabla que has elaborado tan bien y tan detallada...simplemente soy Laura.un besazo

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    1. Laura, yo tampoco pertenezco a ninguno de estos grupos. Estos ejemplos son extremos...
      A mí me encanta la moda y estar al tanto de las tendencias, de lo que se lleva y de cómo se lleva, pero después de saber qué y cómo, adapto las tendencias a mi estilo, cojo lo que me gusta y sobre todo, lo que creo me favorece y va con mi personalidad.
      ¿Eso implica que no soy la más moderna del mundo?, pues probablemente, pero yo intento ser consecuente con mi imagen personal.
      También es verdad que a veces te llevas sorpresas y prendas o colores o complementos que nunca te habrían llamado la atención, cuando te los pruebas, ves que sí que encajan con tu forma de ser y de vestir.
      Por ejemplo, yo me he comprado una parka verde militar, tenía ganas de una y aunque a primera vista no vaya demasiado con mi estilo, creo que la voy a sacar provecho. Un beso. Mónica

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  2. Muy buen post, yo tampoco me englobo en ninguno de ellos, hay que saber vestirse con conocimiento e intentar "no ir disfrazada" que es lo que muchas consiguen a base de hacerse las originales.
    Un besazo.

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    1. Tienes toda la razón, hay que tener un poco de cabeza y saber adaptar las tendencias a tu personalidad, no adaptarte tú a las tendencias.
      Me ha encantado lo de "ir disfrazadas".
      Un beso.
      Mónica

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  3. Exacatmente van disfrazadas,en capitales de provinicas,jejejej como suena,como la mia la gente,las mujeres para decirlo mejor y sobre toda en ciudades pequeñas como la mia,van como muy seguidas de la moda,por ejemplo si se llevan los bolsos como el año pasado colores fluor ves a todo el mundo con esos bolsos si no los llevas ya no estas en los mas IN por asi decirlo y no no me lo he comprado ni lo compare hay cosas que no pongo ni que me compre o que me las regalen,no quiero ir disfraza y no pretende ir como las vacas al mateadero toas juntas.un besote

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    1. Exacto, que se lleva el azul....todas de azul, que se lleva el estampado oriental...pues a por él...que se lleva el fluor...a comprarse prendas fluor...que a lo mejor tú nunca llevarías unos pantalones fucsia fluorescente, pero como se los has visto a la bloggera o a la it-girl X, pues es lo más y hay que llevarlo sí o sí.
      Y yo creo que la cosa no es así, está claro que todas queremos ir a la moda, pero sin perder nuestra identidad y nuestro estilo propio.
      Un beso.
      Mónica

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  4. No sabría definirme, pero ando entre auténtico fashionista y fashion addict con el bolsillo de clase media, jaja. Bisous

    ModaVestidor

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    1. Manuel, lo del bolsillo de clase media nos pasa a todos...
      Un beso.
      Mónica

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Muchas gracias por comentar.
Mónica